Uno va posponiendo la limpieza del hábitat, tiene que preparar cosas de la facultad, cocinar, trabajar, dormir -a veces-, cambiar las sabanas -cada tanto-, y así es como siempre va dejando para el final el aseo de la vivienda.
Al punto de que en el departamento coexistimos, en forma pacifica, tres formas de vida muy distintas... uno, el gato y la pelusa, a quien cariñosamente le decimos Bob, si es en plural, el gato y yo.
Después de un tiempo te acostumbras a ver tamaño quilombo, hasta que... si, Bob ataca al gato...
¿Es ese el indicador que nos dice cuando nos dejamos estar?
Ya se que lo ideal es la limpieza periódica, pero, uno no tiene tiempo...
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Que bueno!!! Bob se esta tomando una confianza absoluta!
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